El Túnel de Chichaca

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Leyendas y tradiciones andinas / Loja – Ecuador
Monumental obra construida por obreros y gente de Chuquiribamba en la década de los años cuarenta y cincuenta del siglo anterior.
El túnel de Chichaca es una perforación manual realizada en roca viva, con dinamita y rudimentarias herramientas, en una extensión de 62 metros de largo, cuya construcción demoró aproximadamente 18 años.

Este trabajo lo realizaron en la década de los años cuarenta y cincuenta del siglo anterior, obreros del pueblo de Chuquiribamba, constituyéndose actualmente en el símbolo de la persistencia y trabajo denodado de los chuquiribambenses. Es una monumental obra, herencia de nuestros ancestros, construida con esfuerzo propio y sin ningún apoyo estatal.
El túnel se encuentra ubicado en el barrio Chichaca perteneciente a la parroquia Taquil en el cantón Loja, provincia de Loja; y, a 5 km. desde el barrio Trapichillo en el cantón Catamayo.
No hay documentos que nos informen sobre la construcción de la carretera que une a Chuquiribamba con Catamayo construida en el siglo anterior, ni la del túnel que se encuentra en esta vía; pero la memoria colectiva y la tradición oral nos recuerda que en la década de los años treinta, Loja comienza la construcción de sus carreteras para unirse con la Sierra y la Costa, por lo que la parroquia de Chuquiribamba no se queda al margen, aunque se tenga que hacer en forma manual, ya que, en esa época no se conocían aún los equipos camineros y todo se realizaba a través de mingas, forma ancestral de trabajo que aún persiste en nuestras comunidades.
La idea de construir la vía Chuquiribamba – Catamayo, nace de don Carlos Jaramillo Armijos, cuando por segunda ocasión se desempeñaba como Teniente Político, en 1934.
Con este antecedente, en 1939 el P. Manuel Ignacio Romero, con un dinámico grupo de pobladores, organiza un “Comité de Vialidad”, curiosamente dirigido por mujeres y representados así: Presidenta, Sra. Rosa E. Jaramillo de Galarza; Vicepresidenta, Natividad Reinoso de Bastidas y Secretaria, Dolores Jaramillo E.; naturalmente que tras ellas están distinguidos caballeros quienes prestan todo su apoyo desinteresado, entre ellos los profesores: Leoncio Jaramillo, Deifilio Sinche, Pompilio Reinoso y más prestantes autoridades y personalidades.
Ellas, valiéndose de toda coyuntura política, se dirigen al Dr. Aurelio Mosquera Narváez, Presidente Constitucional de la República y al señor Ministro de Obras Públicas, solicitando que se realicen los estudios para la construcción de esta vía, objetivo que sin mucha demora, consiguen; y es entonces que el día 7 de agosto de 1939, en gran algarabía, más de un millar de personas portando barretas, picos y palas, desde las primeras horas de la mañana están presentes en la minga inaugural, marcando así, una nueva etapa en el desarrollo vial de Chuquiribamba.
Acudió gente de todos los barrios y junto con ellos, los músicos de la “banda del pueblo” integrada por: Miguel Isaías Sinche, Roberto Granda, Teófilo Granda, Víctor Granda, Apolinario Sinche, José María Pucha y otros, quienes alegran el ambiente y animan al trabajo.
El primer día abren la trocha hasta el sitio Pucarín, más de un kilómetro de distancia desde Chuquiribamba al sur. Posteriormente continúan las mingas cada 15 días y al cabo de algunos años el ramal de la carretera avanzó algunos kilómetros, pero, lamentablemente este sueño no se pudo cristalizar pronto.
Cuando faltan pocos kilómetros para llegar a Trapichillo en Catamayo, en el sector de Chichaca se obstaculiza el avance de la carretera por la presencia de un promontorio de roca viva muy parecido a la Nariz del Diablo en Alausí, pero la persistencia de su gente fue tal que, venciendo dificultades, rompen lentamente la peña con dinamita y luego de algunos años de duro trabajo logran perforar 62 metros de longitud y dar paso al primer vehículo en el año 1957. La construcción de la carretera y el túnel duró cerca de 18 años.
Por lo indicado, el túnel fue construido por obreros y gente de Chuquiribamba en el siglo anterior; por eso, esta obra, nos representa el símbolo del empuje, la persistencia, la unidad y el trabajo mancomunado.
Nixon Ortega Salinas, actualmente maestro jubilado, dice: mi padre, Alfredo Arnoldo Ortega Silva, trabajó algunos años en el túnel, él me contaba que no había ninguna compañía constructora a su cargo ni presupuesto estatal, todo lo hacían con colectas y esfuerzo propio del pueblo. El sacerdote de la parroquia, el teniente político y más autoridades eran quienes buscaban los recursos económicos en todos los barrios: desde Huiñacápac hasta la hacienda Chichaca. Organizaban cuadrillas con gente voluntaria que hacían turnos semanales para trabajar.
Algunas personas de los tantos que trabajaron en el túnel, los recuerda a: Hugo Jiménez, Polibio Curipoma, Julio Granda, Fernando Fernández, de Chuquiribamba; y de Chantaco, Alberto Salinas, Floro Salinas Ordóñez y Segundo Silva.
Para desmoronar la peña utilizaban: dinamita, mecha, barrenos, combos, barretas, picos, palas, carretillas y rastras aladas por bueyes para botar la enorme cantidad de piedra y ripio que salía de las explosiones.
Desde niño he transitado por esta carretera y he pasado por el túnel algunas ocasiones, lo curioso es que la vía se mantiene igual desde ese tiempo, angosta y unidireccional, con la dificultad para dar paso cuando otro vehículo viene en sentido contrario, por ventaja no ha habido accidentes en este sitio dominado por un despeñadero profundo que si miramos el filo de la carretera nos estremecemos observando la profundidad del abismo.
Cuando la construcción de la carretera se terminó, don Segundo Ramón, chofer profesional lojano, pone a disposición su camión con carrocería de madera, para cada quince días llevar a los negociantes desde Chuquiribamba a Portovelo y viceversa, con productos de la zona para abastecer los mercados de Portovelo y Zaruma, entre ellos lo recuerdo a don Víctor Buri, Jhone Ortega, y a una señora que la apodaban “Ardilla”, entre otros. Esta frecuencia de transporte se mantuvo por muchos años.
Ahora, a esta carretera le dan uso diario, especialmente los agricultores de los barrios Gonzabal y Chichaca de la parroquia Taquil y los de las parroquias Chantaco y Chuquiribamba que llevan sus productos a Catamayo o la Costa.
Don Glauco Cortés dice: de niño conocí el túnel. Aún lo estaban construyendo. Pasé acompañándole a mi madre porque era profesora en Chuquiribamba. Entonces subíamos desde Trapichillo y pasábamos por encima de la peña para coger el camión de la curia en el otro lado.
En tanto que doña Elvita Reinoso manifiesta: qué bello es recordar. Yo, cuando era niña pasaba por el túnel. Con mi burrito bajaba desde Carmelo a la Toma.
El túnel en la actualidad, constituye un atractivo turístico más, que los lojanos poseemos y pocos lo conocen.
Loja, 24 de abril de 2021
Autor: Eduardo Pucha Sivisaca.
Publicado en: HORA32 / 4 de mayo de 2021 / Pág. 14