En el centro de la región sur del Ecuador, Catamayo, Guillermo Romero se destaca como un líder multifacético: docente, político, dirigente deportivo y ferviente defensor de los valores comunitarios. A través de su trayectoria, ha contribuido al desarrollo local, inspirando a generaciones con su lema personal: «Servir con amor es la clave para transformar comunidades». Este reportaje reúne los momentos más significativos de su vida, destacando su impacto en la parroquia San José, la educación y su incansable labor por el bienestar de su tierra natal.
Infancia y Juventud: Un Origen Humilde
Guillermo Romero nació en Zamora Chinchipe, pero su vida tomó forma en Catamayo, donde desde joven enfrentó desafíos económicos que lo obligaron a trabajar mientras estudiaba. Vendió libros y laboró en ferreterías, entendiendo desde temprano el valor del esfuerzo. Estas experiencias no solo fortalecieron su carácter, sino que lo conectaron profundamente con las necesidades de su comunidad.
“Esos años me enseñaron que todo logro requiere sacrificio y responsabilidad. Aprendí a valorar cada oportunidad que se me presentaba”, recuerda.
Etapa Universitaria: Resiliencia y Superación
Durante su tiempo en la universidad, Guillermo enfrentó limitaciones económicas que no detuvieron su pasión por aprender. Aunque no participó activamente en la dirigencia estudiantil, fue testigo de las dinámicas políticas y sociales de la época, incluyendo las manifestaciones estudiantiles. Estos eventos marcaron su carácter, enseñándole la importancia de la organización y la lucha por ideales.
“Correr en estampida de la policía en esas manifestaciones fue una experiencia que me enseñó la importancia de la unidad en los momentos de adversidad”, relata.
La Transformación de San José: “La Tierra del Alfarero”
Como presidente barrial de San José, Guillermo lideró proyectos clave como la creación del parque central y el asfaltado de calles. Su visión incluyó descentralizar servicios públicos, como el Registro Civil, para dinamizar el crecimiento local. Fue también quien impulsó la identidad de San José como “la tierra del alfarero”, destacando su tradición en la elaboración de ladrillos.
“San José merecía tener un símbolo que reflejara su esencia. Lo que logramos juntos como comunidad es un ejemplo de cómo la organización puede transformar un lugar”, asegura.
Docencia: Educación con Propósito
En su labor como docente, Guillermo siempre priorizó formar personas antes que profesionales. Considera que la educación debe estar basada en valores como la responsabilidad, el respeto y la empatía. Su carisma y dedicación dejaron huella en innumerables estudiantes, muchos de los cuales hoy son profesionales exitosos.
“Formar personas no solo implica enseñar matemáticas. Se trata de inculcar valores que les permitan construir un mundo mejor”, enfatiza.
Carrera Política: Liderazgo y Compromiso Social
Como concejal, Guillermo impulsó proyectos de infraestructura, desarrollo urbano y ordenanzas que mejoraron la calidad de vida en Catamayo. Fue parte fundamental en la creación del Colegio Municipal y en la modernización del estadio San José. Su enfoque siempre estuvo en servir con eficiencia y transparencia.
“Cada decisión que tomamos en el concejo fue pensando en el bienestar colectivo. Mi objetivo siempre fue devolverle a Catamayo lo mejor de mí”, afirma.
“Cuando haces las cosas con amor, no solo sirves a los demás; también le ofreces ese servicio a Dios. Esa es la mayor plenitud que se puede alcanzar”, reflexiona.
Conclusión
Guillermo Romero representa el liderazgo que Catamayo necesita. Su trayectoria demuestra que la pasión por servir, combinada con valores sólidos, puede transformar una comunidad. A través de su ejemplo, inspira a otros a redescubrir la importancia del trabajo colectivo, la educación integral y el crecimiento espiritual.
“Catamayo me lo ha dado todo, y mi deber es devolverle a mi comunidad el mejor legado posible. Servir con amor no es solo un lema, es mi propósito de vida”, concluye con firmeza.