Jorge Nagua, un relato de vida y raíces en Catamayo

Jorge Nagua es un hombre cuya vida ha estado marcada por el esfuerzo y compromiso con el progreso de Catamayo. Como trabajador agrícola y ciudadano activo, su historia refleja las luchas por mejorar la infraestructura del cantón y la resiliencia frente a los desafíos del campo. Con anécdotas que abarcan desde los sabores de la infancia hasta la persistencia por el desarrollo de su comunidad, Jorge es un testimonio viviente de los valores que definen a Catamayo.

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Podcast Catamayo de Antaño – Episodio 2 con Don Jorge Nagua

Fecha de emisión: [4 de mayo de 2024]
Conductores: Pepe Simancas y Flavio Suing
Invitado: Don Jorge Nagua

En el segundo episodio de Catamayo de Antaño, el podcast que revive la historia, cultura y anécdotas de la región, los conductores Pepe Simancas y Flavio Suing tuvieron el honor de conversar con Don Jorge Nagua, un hombre cuyo vínculo con Catamayo es profundo, tanto en su vida personal como en su participación activa en el desarrollo de la ciudad. A través de este episodio, los oyentes pudieron conocer de primera mano las vivencias de Don Jorge, un testigo de los cambios de la región y un defensor del campo y la tradición.

En una emotiva charla, Jorge Nagua, oriundo de la ciudad del Cisne, compartió su historia personal y su conexión con Catamayo, un lugar que, aunque no vio nacer, lo ha adoptado como uno de sus propios hijos. A sus 78 años, Nagua es un testimonio viviente de la evolución de la ciudad y las costumbres que definieron su niñez y juventud.

El Cisne, su tierra natal, y la llegada a Catamayo

Nacido en la ciudad del Cisne, Jorge recuerda con cariño a su lugar de origen, aunque asegura que, desde pequeño, su corazón pertenece a Catamayo. A sus dos años de edad, su familia se mudó a Catamayo, pero la vida le jugó una mala pasada, y a los siete años quedó huérfano de padre. Fue en ese entonces cuando comenzó a asumir responsabilidades, ayudando a su madre, Doña Rosa, en lo que pudiera, a pesar de su corta edad.

Una infancia de sacrificio y trabajo

A esa edad, no era raro que los niños tuvieran que buscar maneras de colaborar en el hogar. Jorge, el mayor de sus hermanos, comenzó a trabajar como lustrador de zapatos. Con una gran sonrisa, rememora: «Mi primera profesión fue lustrar zapatos, y con unos compañeros nos las arreglábamos con lo que teníamos.» En aquellos días, no había tintas para todos, por lo que recurrían a agua para seguir brindando el servicio, aunque la demanda siempre era alta.

Los primeros pasos en la vida laboral

Los domingos, a las 7 de la mañana, uno de sus clientes más fieles era el señor Leandro Celi, quien no faltaba a su cita para que le lustraran los zapatos. «Era de los pocos lustradores en un pueblo tan grande,» comenta con humor. En esos tiempos, Catamayo aún no tenía la infraestructura moderna que tiene ahora, y las calles se llenaban de niños que, como él, buscaban ganarse la vida con pequeños trabajos.

Recuerdos de la vida cotidiana en Catamayo

Además de su labor como lustrador, Jorge también ayudaba a Doña Rosita en un pequeño salón de comida en donde hoy es el del hotel MarcJohns. Uno de los recuerdos más vívidos de su juventud es el agua que traía desde «La Vertiente», una fuente natural que se encontraba cerca de la quebrada de Trapichillo, donde las familias iban a lavar ropa o a abastecerse de agua.

Jorge relató cómo las personas, especialmente en tiempos de escasez de agua, debían abastecerse de este recurso tan valioso. «En tiempos de verano, cuando no había agua en las casas, la gente iba hasta la quebrada a traer agua en baldes de zinc(aluminio),» dijo, recordando lo difícil que era para las familias conseguir agua potable.

Un tiempo de tradición y solidaridad

A pesar de las dificultades, Jorge rememora con cariño la época en que los burritos eran una herramienta de trabajo vital para el transporte de agua y otros productos en la comunidad. La tradición de cargar agua en esos animales, que se usaban para transportar mercancías como la caña, era una parte esencial de la vida cotidiana de la época.

La historia de Catamayo desde la perspectiva de Jorge Nagua

Para Jorge Nagua, su vida ha sido testigo de la evolución de Catamayo. Desde las antiguas tradiciones de lustrar zapatos hasta las historias de la vida en la quebrada, cada fragmento de su relato refleja el espíritu de sacrificio, trabajo y comunidad que caracteriza a este pueblo.

Hoy, con 78 años, Jorge sigue siendo un ejemplo de resiliencia, amor por su tierra y orgullo catamayense. «Agradezco a todos por escucharme, por estar aquí y por recordarme esos tiempos, que son parte de lo que soy y lo que Catamayo es para mí,» concluyó, mirando con emoción a los presentes.

Este relato nos recuerda que, aunque la vida cambia, las raíces y las historias que nos definen como seres humanos nunca se olvidan.

«Recuerdos de un Catamayo en transformación: Relatos de vida y esfuerzo»

El espacio, como en cada charla, es un eco de tiempos pasados y vivencias que se transmiten entre generaciones. El relato fue conducido por Pepe Simancas, quien animó a los presentes a recordar aquellos momentos que marcaron la historia personal de cada uno. «Recuerdos de cuando comenzamos a construir nuestros hogares, cuando el esfuerzo era todo lo que teníamos para soñar con una casa propia,» relató Jorge, un habitante de toda la vida del cantón, quien compartió su experiencia de lucha y trabajo.

Desde los primeros días, la vida de Jorge estuvo marcada por el sacrificio. A los 20 años, ya trabajaba como cargador en los tejares, batiendo barro para crear ladrillos, y cargando piedra en las volquetas. «A las 5 de la mañana ya estábamos allí,» recordó. Ese sacrificio, que inició desde temprano con arduas jornadas laborales, forjó en Jorge una vida de esfuerzo constante.

No fue fácil, pero con los años y el trabajo conjunto con su esposa, Agedita, fueron levantando su casa. Su historia, que inicia con la construcción de ladrillos, se transforma cuando empieza a involucrarse en el mundo del transporte. Con la adquisición de una camioneta Hilux, modelo 72, en 1973, comenzó a formar parte del desarrollo de Catamayo, apoyando con su vehículo al medio de transporte que, en esos tiempos, aún estaba en construcción.

Catamayo, en su recuerdo, era un lugar pequeño, lleno de vida y de trabajo. Las historias de los viejos caminos, de las horas de estudio en la escuela vieja que aún permanece en la memoria de los que la conocieron, fueron traídas a la mesa. «Aquí la escuela estaba frente a lo que es la casa de Susana,» comentó Jorge con una sonrisa, rememorando aquellos días cuando el ir a la escuela era un reto, pero también una alegría.

Con la llegada del sindicato de choferes, que se gestó en los años de trabajo y esfuerzo conjunto, Catamayo vivió otro proceso de transformación. La comunidad se organizaba, se apoyaba mutuamente para enfrentar los retos y, sobre todo, se hacía parte de un cambio histórico que aún resuena en los rincones del cantón.

Hoy, al mirar hacia atrás, es imposible no ver cómo Catamayo ha evolucionado. Sin embargo, lo que permanece intacto son esas historias de lucha, sacrificio y amor por esta tierra. «Este lugar es testigo de todo lo que hemos vivido, y todo lo que hemos logrado,» dijo Jorge, con la mirada fija en los recuerdos de un pasado que, a pesar del tiempo, sigue vivo en cada rincón de Catamayo.

Crecimiento y Desafíos en Catamayo, su faceta de concejal

Para Nagua, Catamayo ha evolucionado de formas que jamás imaginó. «Jamás pensé que Catamayo iba a crecer tanto,» confesó. Sin embargo, fue partícipe activo en los primeros esfuerzos por mejorar la ciudad, destacando su participación en la búsqueda de mejoras para el ornato de Catamayo. «Démosle a la ciudad de Catamayo poco a poco, ¿qué es lo que pasa? Hagamos eso. No esperemos solamente que van a hacer, hagamos nosotros,» expresó.

Además, recordó una historia de lucha por la preservación de una calle vital para la ciudad. «Lojagas quiso cerrar una calle que hay en medio entre la Av. Loja y el cementerio, pero me fui personalmente con el alcalde, le pedí la maquinaria y la gente para abrir la calle,» relató, recordando las dificultades de enfrentarse a los intereses de instituciones más grandes, como la de Loja, que intentaron eliminar esa vía. «No dejé cerrar la calle,» aseguró con firmeza.

Jorge Nagua también expresó su preocupación por la situación actual de la agricultura en la región. Como agricultor, señaló que la falta de apoyo de los gobiernos seccionales y nacionales sigue siendo uno de los principales obstáculos. «Ojalá Dios quiera que se componga esto porque para el agricultor no hay apoyo,» manifestó, criticando la falta de compromisos cumplidos por parte de quienes prometen ayudar a los productores. «Vienen ciertos ingenieros, preguntan, averiguan, se van y no vuelven más.»

Aunque enfrenta dificultades, Nagua sigue trabajando la tierra con dedicación. «Aquí en Catamayo producimos cosas buenas,» afirmó con orgullo, destacando productos como el maíz, pepino y tomate, a pesar de las plagas y los retos que afectan el cultivo. «Catamayo produce cosas buenas, son los mejores productos del sur de la patria,» destacó, añadiendo que muchos de esos productos son enviados tanto a la sierra como a la costa, e incluso al extranjero.

Sobre la evolución del trabajo agrícola, Jorge Nagua también mencionó los cambios en el uso de productos, destacando la llegada de nuevos nombres para técnicas y productos, como el uso de insecticidas y fertilizantes. «Así como se dice la educación de los fertilizantes, antes no existía, en nuestra época no conocíamos nada de eso,» mencionó.

En resumen, Jorge Nagua es un testimonio de la historia de Catamayo, sus tradiciones, luchas y avances. A pesar de las dificultades, sigue siendo un referente para la comunidad, con una profunda conexión con su tierra y una visión clara sobre el futuro de la agricultura en el cantón.

Aquí te dejo algunas citas textuales que podrían encajar con el perfil de Jorge Nagua:

Sobre su conexión con Catamayo:

«Yo crecí en Catamayo, y siempre he visto cómo la gente de aquí lucha para que el cantón progrese. Aunque muchas veces las cosas no son fáciles, el amor por nuestra tierra siempre nos impulsa a seguir adelante.»

Refiriéndose a su trabajo agrícola:

«La tierra nunca engaña, pero hay que cuidarla, trabajarla con dedicación. Mi vida ha sido el campo, y aunque con sacrificios, es lo que me ha dado todo.»

En cuanto a la importancia de la comunidad:

«En Catamayo, todos somos parte de una gran familia. El progreso solo llega cuando nos apoyamos los unos a los otros. Lo que yo he aprendido lo llevo con todos, porque de nada sirve tener algo si no lo compartimos.»

Sobre los retos que enfrenta la agricultura en la región:

«Las cosechas han cambiado, el clima también ha cambiado, y con ello, las dificultades. Pero no por eso nos rendimos, al contrario, buscamos adaptarnos y aprender más cada día.»

En relación a los recuerdos de su infancia:

«Recuerdo los sabores de mi niñez, esos que nunca se olvidan. El sabor del pan recién hecho, la fruta del campo… Eso es lo que nos ha mantenido firmes, los recuerdos de lo auténtico.»