El pasado viernes 2 de agosto, la comunidad de San José de Catamayo se reunió para celebrar los 30 años de sacerdocio del Padre Segundo Pardo, en una emotiva ceremonia que también marcó su cumpleaños. Durante el evento, el Padre Pardo compartió anécdotas de su vida sacerdotal y agradeció a los feligreses por su apoyo a lo largo de los años.
Durante su discurso, el Padre Pardo saludó calurosamente al Padre Manuel Cabrera Jiménez, actual párroco de San José, destacando el cariño hacia “la tierra del alfarero”. Recordó sus inicios en la parroquia con nostalgia: “Yo empecé aquí en Catamayo, ustedes saben cómo se empezó…”.
Reflexionando sobre la identidad y los desafíos del ministerio, el sacerdote señaló: “Creo que me identifico hoy con el evangelio de hoy. Nadie es profeta en su propia tierra, porque cuando Jesús volvía a Nazaret…”. También compartió su perspectiva personal: “Vengo de un pueblo llamado Fundochamba… Dios me ha dado la oportunidad de tener algunos cartones por ahí, que se llaman títulos, pero eso no me hace grande.”
El Padre Pardo hizo un llamado a la oración y al apoyo de la comunidad, diciendo: “Oren y oremos por los jóvenes, qué hermoso ver cuántos son monaguillos y niños, esos ángeles aquí.”
La celebración también contó con las intervenciones de destacados personajes, como el Dr. Edwin Medina, vicerrector de la Unidad Educativa San Juan Bautista, la Mgs. Carmen Cueva, Luis Zhapa, Dr. Marlon Chiriboga, Sr. Franco Cajas, Sra. Adelita Obando y Patricia Tuza, reina de la parroquia y de Catamayo. Ellos ofrecieron palabras de reconocimiento y felicitación, destacando el impacto positivo del Padre Pardo en la comunidad y en la educación.
El sacerdote recordó con cariño algunos logros de su ministerio, mencionando: “Me fui con una pena porque lo que me propuse aquí lo conseguimos. Logramos hacer de esta tierra la tierra del alfarero…”. Y agregó con humor: “Y si algún día el Señor Obispo dice ‘quieres volver’, con mucho gusto, sí señor, no hay problema.”
La jornada concluyó con una misa de acción de gracias, palabras de felicitación, un desfile de presentes, torta y serenata. La comunidad renovó su compromiso de apoyo mutuo y de trabajo por el bienestar espiritual y material de San José de Catamayo. El Padre Pardo, por su parte, se comprometió a seguir sirviendo a la Iglesia, ya sea desde su actual posición o donde Dios lo llame en el futuro.