¿Qué tal si viramos la tortilla?
Durante el día tengo la oportunidad de hacer varias tertulias con amistades y vecinos, que de alguna manera acuerdan o pueden disentir de mi humilde opinión.
De este lado del escenario, más de un vecino, tenemos las recetas perfectas para una administración exitosa; mismas que han caído en mesa de diálogos, análisis y discusión de expertos en casi la universalidad de las ciencias, por lo tanto, es prácticamente inobjetable hasta por el más erudito en materia administrativa.
Ya lo dice la voz popular, que es nada más y nada menos que la voz de Dios. “No es lo mismo cacarear, que poner el huevo” o “Una cosa es con guitarra y otra cosa es con violín”
Recomendar o proponer, decir y conversar con el ejecutor hará que su idea y la de los suyos sea parte de esta construcción diaria de una ciudad en desarrollo y que bien necesita del aporte efectivo de sus conciudadanos, más aún si sus propuestas son reales y contribuyen al propósito de todos.
Para que esto se dé, asumimos que podemos contar con una administración municipal de puertas abiertas, receptor e incluyente de las iniciativas ciudadanas.
Unir esfuerzos con el gobernante de turno por un propósito de interés común que reflejará mejores días para esta ciudad es un derecho, pero más aún es un deber ciudadano.
Autor. Luis Sotomayor