Lirica Autóctona de Catamayo
Vive en El sector del Tingo (La Vega-Catamayo) 48, porque ha inicios radicaba en la Vega a sus 86 años de edad tiene 120 descendientes. Vive 48 años en el tingo tiene 20 hijos, el ultimo tiene 30 años.
Muy imaginativo, su facilidad de palabra lo hace un excelente creador de coplas, a manera de amorfinos se debaten entre los suyos, al son de trineo de una guitarra.
“Santo san Juanito donde viene usteeeee
Viene de la fonda a tomar un caféeeee “
Cuando había las parrandas cada uno lanzaba su copla y se contestaban de uno al otro
“Dejáme meter al monte
Dejáme que rama en rama
Dejáme que yo me acueste al cantíto de tu cama”
“La patrulla me encontró
Robando con los ladrones
Y el capitán me decía
Roba, roba corazones”
“El cachito y el cachito
De la cabra colorada
Quisiera ser chivatico
Con todita esta manda”
- En sus brindis decían
“En el fondo de la mar
Suspiraba una ballena
Y en suspiro decía el que la seca la llena
- Entonces tenían que poner la botella
Jamil Mahuad y su estadía en el Tingo a custodia de Don Chamico
Vicente Rodríguez Witt le arrendaba los terrenos al Coronel Augusto Witt, abuelo de Jamil Mahuad, y Víctor era trabajador del Coronel Witt, y a su vez cuidaba a Jamil quien a corta edad se quedó huérfano de padre, en ese lugar vivió hasta su juventud, hasta mudarse definitivamente a la Ciudad de Quito.
Cuando el Dr. Mahuad era presidente y a su llegada a Catamayo fue al primero quien saludo con un fuerte abrazo, Víctor se acercó a la escalerilla del avión a recibir a su gran amigo.
En esa época dice que tuvo la oportunidad de conocer el Palacio de Gobierno.
Chamico
Porque el (apodo) “Chamico”, cuenta Víctor que al papá le decían chamico porque lo habían hallado en cierta ocasión dormido cerca de un árbol que se llama chamico y que a propósito no tiene que ver nada con la planta que se fabrica el tabaco.
En el aeropuerto dice Víctor era un cementerio, donde están enterrados restos de varios nativos de Catamayo.
Según Don Chamico en el lugar donde es el camal actualmente era la hacienda “La Toma”, y ahí existía la primera capilla, ahí eran los 18 de agosto “La Romería de la Sagrada Imagen de El Cisne”.
En antiguo estado de Catamayo cerca al Colegio Emiliano Ortega Espinoza nos cuenta la anécdota de la llegada del primer avión (avioneta) – ¡me hace riza al recordar!, es castigo, corrían de un lugar a otro, ¡Diciendo que es fin del mundo!, otros rezaban el rosario. Resulta que en este avión llegan los dueños de la hacienda la Toma, los Señores Arias, estos señores se bajaban del avión y empezaba a llamarlos y a tranquilizarlos. Todos ellos de tez blanca, mientras que la población entera eran morenos. Tenían temor de ir a topar ese aparato (avión), mientras que los padres lo regañaban a los niños entre ellos Víctor Valdivieso que aproximadamente tenía 10 años de edad, que no se acerquen a ese aparato porque les puede pasar algo malo, entonces el patrón Arias empezó a explicar que ese aparato se llama avión y que vuela como las aves, y lleva gente dentro.
Las poblaciones de Catamayo eran en La Vega y en Trapichillo, este último cabe destacar que es un barrio muy antiguo. La primera tienda era de la señora Rosana León esta tienda estaba ubicada a pocos pasos de la quebrada de Trapichillo en la casa de la familia Santos aproximadamente. El sacerdote venia desde San Pedro de la Bendita quien menciona la antigüedad de esta parroquia.
Se cultivaba la yuca la comerciaba a Cuenca, y todo venía del Perú, sal, Kerex, jabón, ropa, pescado, más corto era el trayecto de Perú se hacían 2 días por Macara mientras que a Puerto Bolívar se hacía seis días.
Otro de las riqueza arqueológicas es la “Piedra Campana”, llamada así porque cuando se la golpeaba esta emitía un cálido sonido a campana, pero luego personas que querían descubrir que hay en su interior le pusieron explosivos con el fin de romperla pero lo único que consiguieron es silenciarla, en los actuales momentos ya no suela la piedra por más que se la golpee.
“Un hombre que a pesar de su edad, aún tiene apetito sexual” ¡Si hay aun para la casa! – mientras sonríe a carcajadas; a sus 86 años de edad, él menciona que es gracias a la actitud de no darle rienda suelta al sexo, y también la forma de alimentarse la mayoría de sus comidas son naturales.
Víctor no tuvo escuela, pero ha aprendido a leer y a escribir, gracias a los proyectos estudiantiles de alfabetización de los jóvenes de colegios.
“Fue una gran sorpresa, la visita de Don Fausto Villavicencio quien estaba acompañado de don Víctor Valdiviezo, una persona sencilla, amable y muy amigo del dialogo, sus anécdotas son infinitas”, cerca de las 12 de día se un episodio de esta pequeña dialogo en los interiores del estudio de vivacatamayo.com, oficina de centro de Estudios Simón Bolívar.
Publicada el: 22 Oct de 2010 @ 01:25