En los tiempos que corren, en los que las leyes que regulan al sistema financiero parecen diseñadas para ser más implacables con los pobres que con los verdaderos responsables de las crisis, surge un debate de fondo: ¿qué significa para una ciudad como Loja que desaparezca una institución como el Banco de Loja?
No se trata únicamente de cifras, balances o políticas bancarias. Se trata de un símbolo de pertenencia, de identidad y de amor propio que no podemos darnos el lujo de perder. Cerrar o debilitar al Banco de Loja sería, en cierta medida, ir contra nosotros mismos, borrar una parte de nuestra historia y de nuestra autonomía económica en una región que siempre ha sido relegada por el centralismo.
Tuve el privilegio, en mi vida profesional, de conocer a uno de sus creadores, el Lic. Oswaldo Burneo Valdivieso, padre del actual vocero ciudadano, el economista Oswaldo Burneo Castillo. Con él compartí espacios de trabajo y de reflexión, y puedo dar fe de que fue un hombre visionario, elocuente y profundamente convencido de que Loja merecía instituciones sólidas que representaran su esfuerzo colectivo. Hoy, su hijo continúa ese legado, encabezando con valentía la defensa del Banco de Loja y el despertar ciudadano que no es un simple gesto, sino una expresión de valores, dignidad y amor propio por la ciudad.
En lo personal, he tenido el honor de ser reconocido con el Premio Literario Pablo Palacio en 2018, y de ejercer mi vocación como escritor y articulista en medios nacionales e internacionales. No lo menciono como mérito individual, sino como compromiso: mi deber cívico es no hacerme ciego ante las circunstancias que amenazan a mi ciudad. No soy accionista del Banco de Loja, pero sí un ciudadano convencido de que mi aporte, desde la palabra escrita y el análisis social y político, debe estar al servicio de causas justas como esta. Escribir y opinar no es un lujo, sino una responsabilidad cívica.
Es verdad que los sistemas financieros nacionales pueden estar marcados por falencias, rigideces o normas que no siempre responden al interés ciudadano. Pero eso no debe confundirse con la legitimidad que tiene una institución propia, nacida de la confianza y del esfuerzo de los lojanos, para seguir siendo motor de desarrollo en su territorio. No es un tema de defender privilegios bancarios; es un tema de defender el derecho a tener instituciones propias que reflejen nuestra capacidad de gestión, nuestra autonomía y nuestra memoria histórica.
El Banco de Loja no es solamente una entidad financiera: es el testimonio vivo de que Loja ha sabido generar proyectos colectivos, con visión, con esfuerzo y con sacrificio. Es la evidencia de que, aunque muchas veces olvidada y marginada por el centralismo, esta tierra ha sabido levantar instituciones que son orgullo propio y legado para las nuevas generaciones.
Por ello, el llamado hoy es a la unidad de todos los lojanos, sin importar si están en la ciudad o dispersos en otras latitudes del país y del mundo. Donde haya un lojano, hay un corazón que late por esta tierra, y a todos nos corresponde cerrar filas en defensa de aquello que nos pertenece y que representa nuestra dignidad colectiva. Esta causa debe unirnos más allá de partidos políticos, intereses particulares o cálculos momentáneos. Se trata de defender lo nuestro, de cuidar lo que otros quisieran borrar y de demostrar que, cuando Loja se une, su voz trasciende fronteras.
El Banco de Loja no es solo un banco: es un pedazo de nuestra historia viva. Defenderlo es también defender nuestra capacidad de soñar con un futuro distinto, en el que Loja no sea únicamente un eco lejano del centralismo, sino un espacio con identidad propia, con instituciones propias, con orgullo propio.
Hoy, más que nunca, mantener al Banco de Loja significa mantenernos a nosotros mismos.
Loja, 26 de agosto 2025
Dr. Marlon Ernesto Chiriboga Aguirre
Premio literario Pablo Palacio 2018 – Prefectura de Loja.
Escritor y articulista en materias penales a nivel nacional e internacional